Anuncios

Infantil

En un rincón mágico del mundo, donde los árboles susurraban secretos y los ríos cantaban melodías, se encontraba el Bosque Encantado. Este lugar era hogar de criaturas de todas las formas y tamaños, cada una con habilidades y características únicas. El bosque vibraba con energía y color, y sus habitantes vivían en armonía, compartiendo un profundo amor por su hogar.

Entre los residentes del Bosque Encantado estaba Draco, un pequeño dragón con escamas de un verde brillante que reflejaban la luz del sol como esmeraldas. Draco vivía con su mamá y papá dragón en una cueva adornada con cristales resplandecientes. Su mejor amigo, Toby el duendecillo, vivía en una acogedora casita hecha de setas, junto a sus dos mamás duendes, Lila y Luna.

Un día, mientras jugaban en el claro del bosque, Draco y Toby notaron que su amiga, la ardilla Sofía, no parecía tan animada como de costumbre. Sofía vivía con su abuela, la sabia anciana del bosque, que había cuidado de ella desde que era una cría. Draco y Toby se acercaron a Sofía y le preguntaron qué le pasaba.

—Sofía, ¿estás bien? —preguntó Draco con preocupación en sus ojos esmeralda.

Sofía suspiró y miró al suelo. —Es solo que… mi familia es diferente. Todos tienen una mamá y un papá, pero yo solo tengo a mi abuela. A veces siento que no encajo.

Draco y Toby intercambiaron miradas y decidieron que debían hacer algo para ayudar a su amiga. Se les ocurrió una idea brillante: organizar un gran picnic en el claro del bosque e invitar a todas las familias para que compartieran sus historias. Así, Sofía podría ver que cada familia era única y especial.

La noticia del picnic se extendió rápidamente por todo el Bosque Encantado. Todos los animales estaban emocionados por asistir y compartir un día lleno de juegos, comida y, lo más importante, historias sobre sus familias. Draco, Toby y Sofía trabajaron juntos para preparar el claro, decorándolo con guirnaldas de flores y preparando una gran mesa con todo tipo de delicias.

El día del picnic, el claro del bosque se llenó de risas y alegría. Las criaturas del bosque llegaron con canastas llenas de frutas, pasteles, y otros manjares deliciosos. Había hadas, centauros, unicornios y muchas otras criaturas mágicas, cada una con una familia única y maravillosa.

Cuando todos estuvieron reunidos, Draco dio la bienvenida a los presentes y explicó el propósito del picnic. —Hoy estamos aquí para celebrar nuestras familias y compartir lo que las hace especiales —dijo con una gran sonrisa.

Anuncios

La primera en compartir su historia fue Toby. —Yo vivo con mis dos mamás, Lila y Luna. Me enseñan magia y a cuidar del bosque. Me siento muy afortunado de tenerlas a ambas.

Luego, una joven unicornio llamada Estrella habló sobre su familia. —Vivo con mi papá unicornio. Él me cuida y me enseña a usar mi cuerno mágico para ayudar a los demás. Aunque solo somos dos, nos divertimos mucho juntos.

Las historias continuaron, cada una tan única como las criaturas que las contaban. Había familias con dos papás, familias con abuelos y nietos, y familias con hermanos mayores que cuidaban de los más pequeños. Cada relato destacaba el amor y el apoyo que compartían entre sí.

Finalmente, llegó el turno de Sofía. Al principio, se sintió un poco nerviosa, pero al ver las sonrisas alentadoras de sus amigos, se armó de valor y comenzó a hablar. —Yo vivo con mi abuela. Ella es muy sabia y siempre tiene tiempo para escucharme y ayudarme con mis problemas. Me enseña sobre las plantas y los animales del bosque, y siempre me hace sentir querida.

Después de escuchar todas las historias, Sofía se dio cuenta de que no importaba cómo estuviera formada una familia. Lo que realmente importaba era el amor y el cuidado que se brindaban unos a otros. Su abuela siempre había estado allí para ella, dándole amor y enseñanzas valiosas.

El picnic continuó con juegos, risas y más comida. Los animales del bosque jugaron juntos, compartieron abrazos y formaron nuevas amistades. Al atardecer, cuando el sol comenzó a esconderse detrás de las colinas, Draco tuvo una última idea.

—¡Hagamos una fiesta de luces! —sugirió.

Todos estuvieron de acuerdo y, con la ayuda de las luciérnagas, decoraron el claro con luces brillantes y coloridas. Las criaturas del bosque bailaron bajo las estrellas, celebrando no solo sus familias, sino también la maravillosa comunidad que formaban juntos.

Desde ese día, todos los años en julio, los habitantes del Bosque Encantado celebraban la Fiesta de las Familias. Era una tradición que recordaba a todos que no importaba cómo estuviera compuesta una familia, lo importante era el amor y el apoyo que se daban unos a otros. Sofía ya no se sentía diferente, y todos en el bosque sabían que la diversidad de sus familias los hacía más fuertes y felices.

Y así, en el Bosque Encantado, la magia del amor familiar siguió brillando por siempre.

MÁS CUENTOS CORTOS

MÁS BLOGLENTEJA

Anuncios

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Descubre más desde BlogLenteja

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo