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El primer día de clases en la Preparatoria empezó como cualquier otro: pasillos húmedos, sillas cojeantes, lockers que no abren, y una cafetera automática que nadie se atreve a usar. Lo que sí fue diferente fue lo que apareció en el pupitre del fondo del salón 2-B: un cuaderno negro, viejo, sin nombre ni etiqueta.

—¿Es tuyo? —preguntó Denise a Ulises, el que siempre se sentaba ahí.

—Ni lo toqué. Seguro lo dejó alguien por error —respondió él, apartándolo con dos dedos como si fuera una trampa.

Denise lo tomó. Era liviano. Las hojas estaban algo amarillentas, con manchas pequeñas de tinta en las esquinas. Lo hojeó por curiosidad. Ninguna portada. Ningún título. Solo una frase en la primera página, escrita con bolígrafo azul:

«A veces hay cosas que nadie ve hasta que alguien desaparece.»

El resto eran notas sueltas, frases sin contexto, observaciones de pasillo y de salones. Denise reconoció algunos nombres. Otros no. Muchos detalles parecían sacados de su propia escuela: el salón de arte, el espejo roto en el baño de arriba, la silla torcida del laboratorio de química. Y siempre, al final de cada nota, una serie de letras y números desordenados. Como un código.

En la página 12, encontró algo que le erizó la piel:

“Martes. Tercer día que escucho el ruido en el almacén de arte. Nadie me cree. Pero cada vez que suena, alguien falta al día siguiente.”

Lucía, la chica del grupo de teatro, llevaba una semana sin venir. La dirección no decía nada. Solo que estaba “ausente por motivos personales”. La policía vino una vez. Preguntaron dos cosas. Nada más.

Esa noche, Denise releyó el cuaderno desde el principio. Subrayó las frases más extrañas:

  • “No mirar a las 10:13. Nunca.”
  • “El reflejo no siempre sigue el movimiento.”
  • “Hay cuatro nombres. Solo uno falta.”

También se dio cuenta de que, en la parte inferior de varias páginas, había letras pequeñas escritas en lápiz. Muy sutiles. Formaban una secuencia extraña:

N – O – _ – I – D – A – R – G – _ – S – E – _ – S – A – V – E – L – A

Intrigada, Denise decidió ir al almacén de arte al día siguiente. A las 10:00 ya estaba ahí. Nadie vigilaba esa parte del edificio. Empujó la puerta. Estaba entreabierta. Polvo, madera, maniquíes, y una sensación densa en el aire.

Se quedó quieta.

A las 10:13 exactas, escuchó un sonido seco, como una tabla partiéndose.

Miró hacia el fondo: un biombo tapado con una sábana gris. Lo levantó. Detrás había una silla volteada, una hoja pegada en la pared con cinta negra, y una palabra escrita con plumón:

«¿Ya viste lo que no quieres ver?»

Volvió a leer la nota del cuaderno. Revisó la página 12. Por el reverso, con lápiz muy tenue, se leía:

“Lucía decía que había alguien más en el club. Que veía una sombra cuando creía estar sola. Nadie le creyó. Yo tampoco. Hasta el jueves. La sombra me habló.”

Esa noche, Denise leyó la última página del cuaderno. Allí había una lista:

  1. Lucía
  2. Humberto
  3. Sofía

El número 4 estaba vacío.

Pero al reverso de esa misma hoja, escrito muy ligeramente en tinta roja, Denise encontró otra cosa:

“El siguiente ya lo tiene en sus manos.”

Denise no apareció en clases al día siguiente.
Pero el cuaderno sí. Estaba de nuevo en el pupitre del fondo, abierto en la misma página.


🧩 PISTAS A RESOLVER:

¿Qué dice el mensaje oculto?
En la parte inferior de varias páginas del cuaderno, Denise encontró esta secuencia de letras:

N – O – _ – I – D – A – R – G – _ – S – E – _ – S – A – V – E – L – A

Pistas:

  • Fíjate en las letras: ¿te parecen desordenadas?
  • ¿Y si las leyeras al revés?
  • ¿Qué palabra aparece varias veces en el cuento?

Descifrar el mensaje revelará quién escribió parte del cuaderno
Y te dará una clave para entrar a un lugar que no aparece en el mapa escolar.

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